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La situación de las emprendedoras digitales en España

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El Instituto de las Mujeres, junto al Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad de la Información (ONTSI), ha publicado un completo informe en el que se aborda la realidad de las emprendedoras y empresarias digitales. El estudio concreta sus características sociodemográficas y las motivaciones para emprender en empresas de base tecnológica, así como sus principales barreras y retos, pero también su situación económico-financiera en comparación con las empresas fundadas por hombres.

El estudio constata el escaso número de empresas digitales que están lideradas por mujeres, así como su escasa facturación, lo que remarca la brecha de género presente en este sector. El emprendimiento digital y tecnológico es uno de los principales motores de creación de valor en la economía actual, por lo que si las mujeres quedan relegadas de él supondría una nueva brecha de género en sectores de gran potencial de crecimiento y de creación de empleo, tal y como expresa el Instituto de las Mujeres.

¿Quiénes emprenden?

El documento, titulado ‘El emprendimiento digital femenino en España: Situación y prospección Mujeres, tecnología y sociedad digital’, aporta los resultados necesarios para lograr una foto completa de la realidad estudiada. Entre los principales resultados destaca el perfil de las mujeres que emprenden en el ámbito digital en España: entre 35 y 45 años, casada o en pareja y sin descendencia; altamente cualificada; con experiencia profesional y 15 años de experiencia laboral, y que ha llegado a ocupar un puesto de responsabilidad en el mundo empresarial.

¿Qué tipo de empresas son?

Los factores se limitan aún más al hablar de la típica startup digital constituida por estas mujeres: microempresa con menos de cinco años de vida; entre 0 y 4 personas empleadas; sin un sector predominante y, un 92% de ellas, sin llegar al millón de euros de facturación, además de que el 72% se encuentra por debajo de los 100.000.

¿Qué diferencias hay con las startups de los hombres?

La comparación que el estudio muestra respecto a las empresas creadas por hombres desde el punto de vista de la situación económico-financiera deja algunos apuntes importantes. Las empresas digitales de mujeres presentan una mayor solvencia, sobre todo en los primeros años de vida, algo que aminora en los años sucesivos, incrementándose la brecha entre ellas. Asimismo, registran menores niveles de endeudamiento y apalancamiento, lo que es consecuencia de la falta de acceso al crédito. El no alcanzar cierto volumen es un freno para su expansión en el mercado nacional e internacional. Además, las empresas lideradas por mujeres tienden a ser menos ambiciosas, creciendo la mayoría de forma orgánica.

Medidas para afrontar la brecha de género

El documento, que tiene 86 páginas, también da algunas recomendaciones para intentar paliar la situación. De esta forma, entre sus principales recomendaciones se encuentra la incorporación de la perspectiva de género en todas las políticas, planes y actuaciones que se pongan en marcha para eliminar las barreras que dificulten el acceso de las mujeres a este ámbito, promoviendo la igualdad real. También remarca la necesidad de facilitar una formación específica y accesible en creación y gestión empresarial, visibilizar desde el sector público las startups de éxito fundadas por mujeres para crear referentes y mejorar el acceso al crédito, así como los espacios de encuentros con posibles fuentes de financiación.

Dado que la dificultad de emprender ya se hace notar desde el principio, el Instituto de las Mujeres y el ONTSI recomiendan la creación de fondos, incluido el capital semilla, para reducir esa falta de acceso a financiación temprana. A su vez, el informe constata la urgencia de eliminar los sesgos de género en las disciplinas en materias STEM, promoviendo la incorporación de niñas y jóvenes a estas disciplinas, un objetivo en el que desde el COIT estamos trabajando desde hace tiempo. Por último, el documento incide en la necesidad de entrecruzar el emprendimiento con las zonas rurales a través de la formación en tecnologías disruptivas que les permitan buscar usos en las actividades empresariales de su zona.