En tiempos de tensiones geopolíticas y crecimiento desigual entre economías, la cuestión no es si debemos invertir, sino cómo hacerlo con sentido para cada uno de nosotros. En un entorno económico cada vez más complejo, entender cómo proteger y rentabilizar nuestro ahorro es una necesidad estratégica.
Estas son algunas de las principales conclusiones que vertió la reciente mesa redonda organizada por CBNK en su Espacio de Madrid, en el marco de colaboración que, desde hace unos meses, han sellado COIT y AEIT con el banco CBNK, y por el que los colegiados pueden disponer del asesoramiento y condiciones exclusivas en los productos y servicios que ofrece la entidad bancaria y su gestora, CBNK Gestión de Activos.
De este modo, cinco de sus expertos compartieron la visión sobre la situación macroeconómica actual y las oportunidades más interesantes para el ahorro y la inversión privada.
Para perfiles como los de los ingenieros e ingenieras de Telecomunicación, más acostumbrados a trabajar con datos, sistemas y eficiencia, aplicar la lógica al patrimonio propio puede igualmente marcar la diferencia.
Mirada global: crecimiento desigual y nuevas reglas
La economía estadounidense cerró el último ejercicio con un crecimiento vigoroso. Pero ese impulso parece difícil de sostener. El déficit público ya supera el 135% del PIB y los tipos de interés del 4,5% empiezan a lastrar el consumo, la inversión empresarial y el atractivo de su deuda. Además, la pérdida de confianza en el dólar y el desplazamiento de inversiones hacia otras regiones están desdibujando, otrora, el liderazgo financiero de EE.UU.
En Europa, en cambio, el panorama parece más contenido. Aunque no hay duda de que la tensión arancelaria está generando volatilidad e incertidumbre hay que tener en cuenta que la exportación de bienes a EE.UU. tan solo supone el 6% del total de las exportaciones europeas. El crecimiento, aunque moderado, ha sorprendido positivamente en el primer trimestre mientras que la inflación se va acercando lentamente al objetivo del 2%. En este escenario el Banco Central Europeo tiene margen para seguir bajando tipos, llevando a cabo una política monetaria expansiva que favorezca el crecimiento contrarrestando el impacto de los aranceles. Con estos datos ahora mismo no se vislumbra un escenario de recesión inminente, si bien exige prudencia, diversificación y planificación.
Renta fija: una opción con lógica ingenieril
En este entorno de incertidumbre, la renta fija vuelve a cobrar protagonismo. Con rentabilidades que pueden superar la inflación (por encima del 2%), se presenta como una herramienta eficaz para preservar y hacer crecer el ahorro a medio plazo.
La recomendación es la de construir una cartera diversificada, combinando deuda pública y deuda corporativa denominada en euros, con tramos de vencimiento entre 3 y 5 años, y activos de alta calidad crediticia, que permita capear la volatilidad sin asumir riesgos innecesarios que sí podría conllevar la búsqueda de rentabilidades más agresivas.
Para quienes valoran el control, la previsibilidad y la eficiencia del riesgo, este tipo de inversión ofrece una lógica atractiva.
A largo plazo estructurar el patrimonio en una cartera diversificada de renta fija y renta variable en función del perfil de riesgo y de los objetivos de inversión es la opción que ofrece el mejor binomio rentabilidad/riesgo.
Renta variable: planificación a largo plazo y cabeza fría
Aunque más volátil, la renta variable sigue siendo el activo líquido tradicional más rentable a largo plazo. Pero para invertir con sentido, habría que distinguir entre la parte más estructural de la cartera (sectores con crecimiento sostenido como infraestructuras, salud, utilities o telecomunicaciones) y la parte más táctica, en la que aprovechar movimientos de mercado de forma puntual y centrados en el sector inmobiliario o en ciertos valores financieros.
Los expertos de CBNK recomiendan que un reparto inteligente de esa cartera sea del 80% en estructural y en el 20% restante, en táctica. La clave, insistieron, está en no dejarse llevar por impulsos y en construir carteras diversificadas, alineadas con los objetivos personales de cada inversor. Porque en la inversión, como en la ingeniería, el diseño previo puede convertirse en un factor de éxito que determine el resultado final.
Invertir con propósito es lo que no hay que olvidar
Uno de los mensajes más poderosos de la sesión fue la necesidad de dejar atrás la relación pasiva con nuestro banco. De hecho, desde CBNK afirmaron que, más allá del producto financiero, lo realmente importante es planificar. Es decir, plantearte los objetivos que orienten tus inversiones: ¿quiero tener una jubilación tranquila, una segunda vivienda, acumular capital para los estudios de mis hijos, independencia financiera el resto de mi vida, diversificación fiscal…?, y, desde ahí, construir una estrategia a medida sobre lo que busco y para qué.
Porque cada meta define una estrategia diferente y porque no consiste únicamente en protegerse del efecto de depreciación de la inflación, que puede erosionar el valor de los ahorros en pocos años, sino de dar el sentido que merece tu patrimonio en virtud de una hoja de ruta realista.
Esto es, se trata de con el asesoramiento profesional debido, dar el paso con confianza hacia la inversión de la mano de quien entienda tus necesidades, ciclos vitales y tu perfil de riesgo. Los ingenieros no tienen que convertirse en expertos financieros, pero sí pueden exigir el mismo nivel de rigor que aplican en su propia profesión, a partir de tener claros sus objetivos y dar con soluciones a medida.
Por ello, en un mundo que cambia a velocidad de vértigo, es necesario saber que un buen diseño no se improvisa. La inversión ha de ser una decisión consciente basada en principios inalterables: planificar, diversificar, conocer nuestros objetivos y actuar con criterio.