
La OCDE ha publicado el informe “Competition in Artificial Intelligence Infrastructure”, un análisis sobre el nuevo escenario de competencia tecnológica global y la creciente dependencia de la inteligencia artificial (IA) respecto a la infraestructura que la hace posible. El documento advierte que la verdadera carrera por la IA no se libra solo en los algoritmos, sino en el acceso a los recursos de cómputo, los centros de datos, las redes y el hardware especializado. En ese contexto, el papel del ingeniero de telecomunicación resulta más estratégico que nunca: somos una parte de quienes diseñamos, gestionamos y optimizamos el ecosistema donde la inteligencia artificial cobra vida.
El informe subraya que la infraestructura de IA se basa en redes de alta capacidad y baja latencia, que permiten el intercambio de grandes volúmenes de datos entre centros de datos y nodos periféricos (edge computing). Sin estas redes, la IA avanzada, como los modelos de lenguaje, los sistemas autónomos o la analítica en tiempo real, simplemente no podría funcionar. Aquí la ingeniería de telecomunicación tiene un papel esencial: diseña la arquitectura de red que soporta el tráfico masivo de datos generado por los modelos de IA, optimiza la eficiencia energética y la sostenibilidad del transporte de información, y garantiza la seguridad, disponibilidad y resiliencia de las infraestructuras críticas sobre las que se apoya el aprendizaje automático. La OCDE identifica la infraestructura como un nuevo factor de competitividad global. Para que la IA sea inclusiva y sostenible, las redes que la sustentan deben ser inteligentes, escalables y seguras.
Otro de los ejes del informe es la creciente concentración de recursos de IA en pocas empresas y regiones. La OCDE advierte del riesgo de dependencia tecnológica y llama a los países a desarrollar sus propias capacidades de computación en la nube y hardware especializado. En este punto, el ingeniero de telecomunicación contribuye de manera decisiva al diseño de centros de datos eficientes, infraestructuras cloud soberanas y chips optimizados para IA y comunicaciones. Además, su experiencia en interoperabilidad y estandarización resulta clave para construir ecosistemas abiertos que fomenten la competencia y la innovación.
El informe destaca que la “competencia en IA” ya no depende solo del talento en programación, sino también de tres recursos estratégicos: los datos, la energía y las redes. En los tres ámbitos, la ingeniería de telecomunicación aporta soluciones determinantes: capacidad de cómputo, mediante redes ópticas de alta densidad y arquitecturas de edge computing que acercan la IA al usuario; eficiencia energética, a través de la innovación en cooling, enrutamiento inteligente y sistemas de gestión sostenibles; y conectividad, con el despliegue de infraestructuras 5G, fibra y satélite que permiten la inteligencia ubicua.
El mensaje de la OCDE es claro: el futuro de la inteligencia artificial dependerá de quién controle y optimice la infraestructura que la hace posible. Y en ese terreno, los ingenieros de telecomunicación son parte de este ecosistema de arquitectos invisibles de la inteligencia del futuro. Su conocimiento en redes, computación, ciberseguridad y sostenibilidad convierte a esta profesión en una pieza esencial para garantizar una IA competitiva, ética y accesible.
Desde el Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación, seguiremos analizando cómo los profesionales del sector pueden liderar el desarrollo de infraestructuras inteligentes que impulsen una IA más abierta, segura y sostenible.