Page 6 - Revista BIT nº 210 - Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación
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Opinión
Absolución
Javier Domínguez
Ingeniero de Telecomunicación domingja@coit.es
Los relatos sobre la historia reciente tienen un elevado ín- dice de audiencia. Y no me re ero sólo a las series de TV; digamos que pienso en las narraciones y publicaciones
que ofrecen una visión de lo acontecido en el pasado cerca- no de nuestras telecomunicaciones. Escuchar y leer los testi- monios de quienes fueron actores principales del acontecer tecnológico en los últimos 50 años, genera una sensación de admiración no exenta de cierta desazón por los desacier- tos que cometimos.
En las últimas décadas del siglo XX se concitaron todos los rasgos característicos de una crisis de las tecnologías: lo viejo no terminaba de morir y lo nuevo no acababa de nacer. Fue una época en la que se jugaba a la prospección del futuro, dibujando escenarios en los que la principal mo- tivación era subsanar las carencias que presentaban las tec- nologías entonces disponibles. Así se planteaban tendencias como la digitalización plena, la inteligencia y convergencia de las redes, la banda ancha, la separación entre la conec- tividad y los servicios, la gestión centralizada...En la evo- lución tecnológica nos sentíamos más confortables con un modo continuista (en los dibujos, la nube de Internet ocupa- ba un espacio apartado del núcleo de las redes) y las apues- tas por soluciones disruptivas sobrevivían en un ambiente poco entusiasta.
Hoy, las incertidumbres han desaparecido y estamos in- mersos en un modelo donde la opción tecnológica es in- cuestionable: la familia de protocolos TCP/IP gobierna, sin oposición, toda la conectividad digital. Nada que ver con lo que describíamos desde nuestra zona de confort. Ahora el escenario resulta tan obvio que uno se pregunta cómo no
fuimos capaces de anticiparlo mientras nos dispersábamos en alternativas de escaso recorrido.
La historia reciente contada por sus protagonistas, ade- más de mostrar diferentes miradas y sentimientos, tiene la ventaja de aportar información de la que se servirán los his- toriadores cuando analicen los hechos con perspectiva más lejana y mayor objetividad. Será, entonces, un análisis des- provisto de la dependencia que provoca el haber sido partí- cipe en las decisiones, y en el que se considerará no sólo lo que hoy se cuenta sino también lo que se omite para mostrar una versión amigable. Con el tiempo, se alejará también la tentación de comparar el presente con un ayer condiciona- do por un contexto -económico, social y tecnológico- muy diferente al actual.
Desde una mayor distancia temporal, será más fácil profundizar en la esencia de lo acontecido, descartando lo anecdótico y distinguiendo entre historia y homenaje. Así, se podrían incorporar argumentos sobre las fortalezas y de- bilidades de la industria europea de las telecomunicacio- nes; el desequilibrio innovador entre los EE UU y Europa; la reducida agilidad de los operadores monopolísticos; el impacto de la formación técnica que se impartía en las Uni- versidades; la lentitud del proceso de normalización inter- nacional...
Quizá entonces, los desaciertos cometidos en la apuesta tecnológica parezcan menos transcendentes, justi cados, y se nos absuelva aunque sólo sea por aquello de que “el ca- mino del éxito, transita por el error”. Y siempre nos quedará el éxito europeo (ya lejano) del GSM.
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2018 |          210


































































































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