Page 46 - Revista BIT nº 211 - Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación
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PASADO, PRESENTE Y FUTURO INTELIGENTE
ciudades—, ha surgido para cubrir dos grandes necesidades:
a) Las reales, que son fruto de un grave problema de infra-di- mensionamiento de servicios por la llegada masiva de po- blación. Y es que el efecto “smart” adquiere mayor sen- tido cuando nos enfrentamos a ese exceso de personas que ahoga ciertos recursos limita- dos en las urbes.
b) Las de mejora, basándose en la modernización de infraes- tructuras y servicios de las ciu- dades y que ayuda también a repensar proyectos que ayuden a mejorar y avanzar en su de- sarrollo.
En el fondo, todo lo que subyace es ese espíritu de mejora ya inherente en muchos gobiernos de ciudad. Esta tendencia tan general ha hecho que, aun no teniendo problemáticas tan graves, queramos incorporar a nues- tras ciudades este tipo de proyectos e innovaciones.
El Grupo de Trabajo de Ciudades y Regiones Inteligentes del COIT
Este Grupo de Trabajo (GT) del COIT —formado a día de hoy por 14 profesionales de diferentes demarca- ciones españolas— nace hace algo más de tres años, no solo porque la temática nos entusiasmaba, sino por- que pretendíamos aportar una visión diferente a lo que, en general, ob- servábamos. Y aunque coincidimos en la oportunidad del desarrollo y el progreso tecnológico que conlleva el mundo “smart”, seguimos pensando que se requiere un análisis más ob- jetivo y cuantitativo para el sector. Es un grupo muy activo y por eso hay que agradecer a todos sus miembros la enorme dedicación y esfuerzo. No solo por la periodicidad de nuestras
reuniones (cada 2-3 semanas), sino por el seguimiento de tareas.
Lo cierto es que estamos muy sa- tisfechos con los resultados obteni- dos. Hemos tenido presencia en tres continentes (América, Europa y Asia) con la participación y presentación de iniciativas/proyectos a través de diferentes acciones (ponencias, me- sas, seminarios, congresos, jornadas, etc.). Además, hemos tenido repetida presencia en todos los grandes even- tos a nivel nacional como son el Con- greso de Ciudades Inteligentes (Ma- drid), el GreenCities (Málaga), el Foro de las Ciudades (Madrid) y el Smart City Expo World Congress (Barcelo- na) y con una media de actividades de difusión de más de una por mes.
Teníamos claro que este GT no nacería para un “más de lo mismo” o para valorar ciertas soluciones brillan- tes ya aplicadas a nivel internacional. Somos “teleco”, entendemos y apli- camos la tecnología, pero, ante todo, damos prioridad al sentido común. Nos implicamos en el desarrollo de ciudades y regiones inteligentes, pero siempre primando el crecimiento or- denado, sensato y realista. Más aún si tenemos en cuenta que la transfor- mación inteligente es un proceso de largo recorrido y no tan inmediato como pretenden hacernos creer. La ciudades son sistemas complejos, difíciles de modelar, que incorporan múltiples variables y, por esa razón, entendemos bien la di cultad a la que nos enfrentamos.
A principios de 2018, cuando elaboramos el informe “La tendencia inteligente de las ciudades en Espa- ña”, re ejamos parte de esta preocu- pación y el sentir general del Grupo. El texto está disponible gratuitamente desde el portal del COIT. Os invita- mos a descargarlo y leerlo.
Parte de los factores de motiva- ción que nos animaron a iniciar y
continuar con nuestra labor siguen estando vigentes. Los relacionamos a continuación:
Excesiva tecni cación para solu- cionar los problemas: A veces, da la impresión de que aplicar tecnología es la solución ventajosa cuando, po- siblemente, requiramos de un paso previo de apuesta por la educación o la cultura de la ciudadanía que enca- je mejor las soluciones que se puedan aportar.
Excesiva prisa por ser inteligente:
Se busca de forma insistente la etique- ta “inteligente” en las organizaciones, más que hablar de cifras o resultados prácticos. Decir que una ciudad es inteligente tiene muchas connota- ciones. No solo por el alcance de las soluciones (de las que deberían dis- frutar buena parte de la ciudadanía), la problemática tan amplia a resolver y los recursos tan limitados disponi- bles. Y, aun así, siguen surgiendo ciu- dades que pretenden lograr en tiem- po récord una rápida transformación, aunque la realidad siga siendo bien diferente. Ciertas ciudades tratan de incorporar cambios en plazos nada razonables y/o desplegando servicios e infraestructuras que, por su elevado coste, no podrán disfrutar buena par- te de sus destinatarios (ciudadanía/ visitantes).
Evitar el efecto paralelo: Aplicar inteligencia no debería fomentar es- tructuras internas independientes o, como nos gusta decir, gobiernos “pa- ralelos”. Ser “smart” no es más que una cultura, una “forma de hacer”, que debería impregnar a la totali- dad de la organización para buscar proyectos interesantes en materias concretas y que resalten por ser e - cientes. Ser ciudad inteligente impli- ca difundir esta forma de trabajar en los diferentes niveles de la organiza- ción. Cualquier gobierno de ciudad incluye áreas temáticas que pueden demandar ese tipo de proyectos.


































































































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